Las cartas fuertes de Cundinamarca en Rio 2016
Sandra Galvis
Cuando tenía 12 años de edad, Sandra Galvis salía del colegio y con su ‘parche’ de primos, que reconoce era grande, iba a la pista atlética de Chía para ‘entrenar’ atletismo y luego jugar. Se divertían a partir del deporte, la pasaban rico.
El entrenador Rolando Ortiz los recibía en cada jornada, a Sandra, a Alex, a Gina, a Fabio, a Milena, a John y a todos los primos de las familias Galvis y Gómez, porque eran por parte de don Domingo Galvis y de doña María Gómez, los padres de Sandra, así como Érika y Diego, sus hermanos.
Pruebas de velocidad, de fondo, de mediofondo y de campo hacían parte del entrenamiento diario, ese que poco a poco sus primos fueron dejando, pero Sandra seguía firme, porque más allá de la diversión posterior al entrenamiento, empezó a nacer en ella una pasión atlética que se fortaleció cuando conoció la marcha.
“Iba por quemar el tiempo de las tardes y pasarla rico con mis primos, porque no pensaba en lo grande a lo que podría llegar, en ese momento sólo era pasarla rico y ya”, asegura Sandra, una de las tres colombianas que competirá el 19 de agosto en los 20 kilómetros marcha de los Juegos Olímpicos Rio-2016.
Por un año y medio vivió ese tiempo en familia, con el atletismo y el pasarla rico, como ella misma dice, pero ya con 13 años, cercana a cumplir los 14, el profesor Ortiz le enseñó la marcha, a ella le salió con naturalidad, la técnica fue casual, como si la practicara de toda la vida y por eso se enfocó, se especializó y se enamoró.
“Al comienzo fue duro porque por la técnica le duele a uno todo el cuerpo, pero me adapté rápido, empecé a competir y desde que inicié me fue muy bien”, recuerda Sandra, quien tuvo como primera motivación el poder salir de Chía para competir en eventos departamentales y nacionales.
“En categoría infantil me iba bien, además llegó la motivación de salir de la ciudad a competir y comencé a ganar en eventos nacionales, luego en categoría menores ya lo tomé con más responsabilidad porque me iba bien, con mi primer evento internacional un panamericano júnior”, cuenta la hija de don Domingo y doña María, con quienes vivió hasta hace dos años.
Ya con trayectoria en categorías infantil y menores, Sandra Galvis empezó a entrenar con Diego Díaz, el encargado de ponerle una meta grande, una que no se imaginaba tener cuando la pasaba rico con sus primos: eran los Juegos Olímpicos, primero Londres, a los que no alcanzó, y ahora Rio, a los que sí alcanzará.
“A los primeros que quise ir fueron los de Londres 2012, me preparé muy bien, hice la marca mínima, pero fuimos cuatro las que hicimos la marca mínima y sólo había tres cupos, entonces por decisión de la Federación yo quedé por fuera”, dice Sandra, quien agrega que tras esa noticia “el primer día fue muy duro, porque era algo para lo que yo trabajaba desde hace mucho tiempo, pero estuve tranquila porque cumplí con lo que debía hacer que era la marca, pero también mucha tristeza porque no iba a ir”.
Sin embargo, la ilusión no quedó allí, el sueño seguía vivo y ahora empezaban cuatro años para trabajar, para volver a estar en la élite, para volver a creer en que podía cumplir el sueño olímpico y para eso se preparó. Fue cuarta en los Bolivarianos de Trujillo, medalla de plata en los Suramericanos de Santiago, no asistió a los Centroamericanos de Veracruz y en los Panamericanos de Toronto una lesión le impidió exigirse a fondo.
“Mi pensamiento siempre fue estar en Río 2016, y para eso debía estar entre las mejores para no disputar el último cupo, entonces me concentré al 100 por ciento en este Ciclo Olímpico y desde el 2013 empecé, poco a poco mejorando las marcas y desde el año pasado tengo la marca para Río 2016”, afirma Sandra, quien hace dos años vive con Diego Díaz, su entrenador y pareja, con quien comparte todos sus sueños.
Ahora, con una carrera exitosa, que la tiene como vigente campeona de la Copa Nacional de Marcha, Sandra tiene claro su objetivo olímpico: “Sueño con estar entre las 10 primeras, estoy trabajando muy fuerte para eso, en la parte física y psicológica, vamos a hacer lo posible para estar en el Top-10. Me siento muy bien, con muchas ganas, la preparación ha sido muy buena y todos los entrenamientos van en el plan ideal, por eso siento fuerzas y muchas ganas de representar al país”.
Yeseida Carrillo
El 22 de junio de 2010, la marchista cundinamarquesa Yeseida Isaíd Carrillo bromeaba con su amiga Sandra Galvis en Chía, porque le parecía chistoso verla marchar, le decía que le enseñara ese gracioso estilo del atletismo. Sandra seguía entrenando y la mandaba a donde el entrenador, pero Yeseida sólo reía e intentaba imitar a su amiga.
Pero cuando menos pensó, el entrenador Diego Díaz la llamó y le dijo que hiciera tres vueltas en estilo marcha, Yeseida lo intentó y cuando terminó, la respuesta de Díaz fue que si no le dolía nada, podía dedicarse a la marcha atlética porque tenía talento innato. Yeseida no creyó y siguió con los 1.500 y 3.000 metros.
Dos semanas después, para la fase departamental de los Juegos Intercolegiados, Diego Díaz llamó a Yeseida y le dijo que había sido inscrita en los cinco kilómetros marcha, toda una sorpresa para la hija de doña Isaíd Torres y hermana menor de Raúl, Álvaro y Samuel, la única niña y la única deportista de la casa, que se puso brava por esa decisión de su entrenador. Sin embargo fue al Departamental, compitió, clasificó a la fase Nacional y empezó el camino que hoy la tiene con un sueño olímpico cercano.
La marcha llegó en un momento justo para Yeseida, porque por esos días pensaba qué iba a estudiar en la Universidad, pues iba a dejar el atletismo a un lado, pero cuando se encontró con la marcha: “El enfoque fue diferente, porque cuando corría en otras modalidades lo hacía más como hobbie, en cambio cuando empecé a marchar vi resultados, siempre quería mejorar y lo hacía, cada vez que entrenaba lo quería hacer mucho mejor, creo que si no hubiera conocido la macha no habría seguido en el atletismo”, recuerda la orgullosa representante del municipio de Chía.
De entrada, la marcha le dio resultados a Yeseida, pues aunque en su año de debut y el último posible de la categoría menores, terminó en la casilla 12 del Nacional, luego vino el primer año de juvenil, en el que fue quinta, luego segunda y así se clasificó para su primer evento internacional, la Copa Mundo de Marcha en Rusia, donde fue 17 en los 10 kilómetros y de inmediato empezó a probar con los 20 kilómetros de la categoría mayores.
El debut de los 20 fue alentador, porque fue subcampeona Suramericana Sub-23 en Brasil, con una marca que todavía es récord nacional juvenil con 1:38:29.5 para la pista, una motivación para emprender con 18 años su camino en la categoría mayores y ganar la medalla de bronce en los Juegos Nacionales de 2012, presea que revalidó el año pasado en las justas colombianas.
En ese 2012, vio los Juegos Olímpicos de Londres por televisión y como se sintió cerca de la marca mínima, allí tomó fuerza el sueño de Rio-2016, ese que convirtió en realidad cuando clasificó y para el que se prepara a diario en Chía, bajo las órdenes de Diego Díaz, junto con su amiga Sandra Galvis, con el apoyo de su familia y la compañía de su novio, Esneyder Parra.
Pero ahora no sólo sueña con tomar la partida en Rio-2016, pues luego de ser 27 en la Copa Mundo de Roma, donde aportó para ganar la medalla de bronce por equipos para Colombia, el objetivo cambió “ya no sólo quiero ir a competir, porque como se han dado las cosas, como me fue en la Copa Mundo y como estoy, quiero estar en el top-15 o top-20”, asegura Yeseida, estudiante de octavo semestre de licenciatura en educación física de la Universidad Pedagógica.
Fuente: www.coc.org.co