Las maldiciones que persiguen al fútbol en Latinoamérica
En el mundo del fútbol sobran las historias de equipos a quienes el maligno parece haberse ensañado contra ellos. Bien sea por actos que cometieron, capricho divino o palabras llenas de venganza, lo cierto es que una maldición parece oponerse a su triunfo.
El fantasma del Maracanazo
El Maracaná. Un estadio diseñado para contener 200 000 almas durante la Copa del Mundo de 1950 en Brasil, vivió un hito histórico el 16 de julio, fecha en que se disputaría la final del campeonato entre la selección anfitriona y Uruguay.
Cegados por el triunfalismo, el país entero ya tenía preparados titulares de prensa, carrozas y hasta monedas acuñadas con la inscripción de: «Brasil Campeão 1950» para un equipo que avanzaba invicto en todos sus partidos. Sin embargo, las palabras quedarían mudas en la hinchada. A pesar de haberse marcado el primer tanto a favor de los cariocas en el segundo tiempo, su destino fue sellado cuando en los minutos 66’ y el 76’ dos tiros de los charrúas le dieron al Brasil su histórica derrota. Por años se llegó incluso a pensar que Dios era uruguayo.
En 2014 Brasil vuelve a ser anfitrión y esta vez, en un partido de semifinales contra Alemania la vieja herida es reabierta en el Mineirao. Nuevamente Brasil cae estrepitosamente, esta vez fusilados por la formación germánica en el nefasto 1-7 que estremeció todos los pronósticos, titulares y promociones de fútbol del mundo, en las diversas plataformas. La sombra del Maracanazo volvió a cernirse sobre los cariocas quienes parecen condenados a nunca levantar la Copa del mundo en casa.
La maldición de Garabato
Tras una racha de éxitos en la liga amateur, la decisión del profesionalizar al equipo América de Cali, causo gran amargura en el entonces socio y jugador Benjamín Urrea. Fue en la cantina el Hoyo donde Garabato, ahogando sus penas entre mujeres de vida alegre y aguardiente descarga su terrible maldición. «Que lo vuelvan profesional, que hagan del América lo que quieran, pero juro por mi Dios que nunca serán campeones».
Desde ese día Los Diablos de Cali estuvieron enterrados en el foso de la derrota. A pesar de avanzar en los campeonatos, el triunfo parecía eludirles en el momento decisivo. Fue apenas en 1979 cuando consiguen el tan ansiado título. Para asegurar su futuro, la directiva del equipo decide realizar un exorcismo en pleno campo de su sede, el Estadio Pascual Guerrero. Garabato en persona hizo presencia para finalmente levantar la maldición que por 31 años atormentó al América.
Una nueva racha de éxitos acompañó al América, quienes por cinco años consecutivos se alzaron campeones. Solo la Copa Sudamérica perpetúa la maldición de Garabato. En las cuatros finales que el equipo disputaría desde entonces, Los Diablos siempre regresarían a casa con las manos vacías.
Muchas veces la superstición juega con la psique de los equipos poniendo en vilo el desempeño de años de trabajo en los momentos más críticos. A pesar de los avances en la ciencia y la desmitificación de muchas historias, los fantasmas del pasado seguirán siendo una parte integral del fútbol en Latinoamérica.